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Aristóteles

Aristóteles

      Breve reseña del autor:

 Aristóteles (384-322 a.C.), filósofo y científico griego, considerado, junto a Platón y Sócrates, como uno de los pensadores más destacados de la antigua filosofía griega. Nació en Estagira (actual ciudad griega de Stavro, entonces perteneciente a Macedonia), razón por la cual también fue conocido posteriormente por el apelativo de El Estagirita. Hijo de un médico de la corte real, se trasladó a Atenas a los 17 años de edad para estudiar en la Academia de Platón. Permaneció en esta ciudad durante aproximadamente 20 años, primero como estudiante y, más tarde, como maestro. Tras morir Platón (c. 347 a.C.), se trasladó a Assos, y años más tarde a Pela, antigua capital de Macedonia, donde se convirtió en tutor de Alejandro (más tarde Alejandro III el Magno), hijo menor del rey Filipo II. En el año 336 a.C., al acceder Alejandro al trono, regresó a Atenas y estableció su propia escuela: el Liceo. La muerte de Alejandro (323 a.C.) generó en Atenas un fuerte sentimiento contra los macedonios, por lo que Aristóteles tuvo que retirarse a una propiedad familiar situada en Calcis, en la isla de Eubea, donde falleció un año más tarde.

 

Aristóteles y la ética teleológica:

 

Toda acción y toda elección humana están dirigidas hacia un fin. Este fin le da sentido a todas las cosas, es constitutivo del hombre y es, según Aristóteles, es el bien supremo. Más aún, este bien, que es individual y colectivo, y que no se puede arrebatar, es la felicidad. Pero ¿qué es la felicidad para los hombres? Algunos pueden pensar que la felicidad es tener mucho dinero, otros, que es gozar de muchos y diversos placeres y otros, ser reconocidos, ser ‘importantes’ o tener mucho dinero. Así pues, quedan definidas según Aristóteles tres maneras diferentes de determinar la vida:

  1. vida determinada por el placer.
  2. vida determinada por el honor y la fama y la riqueza.
  3. vida que tiene por objeto la contemplación, a tratar de comprender la realidad.

¿Cuál de estos modos de vida será el más propio de los humanos? Aristóteles concluye que de estos tres tipos de vida, la última es la más excelente, pues es una vida conforme a lo más propio: la razón, ya que la racionalidad es lo que diferencia al  hombre de los animales y de los vegetales.

Ahora bien, si lo que nos diferencia de otros animales es determinar nuestra vida a partir de la razón, entonces nuestro obrar también estará determinado por la razón. Así pues, la definición que Aristóteles da de la felicidad es la siguiente: ella es la actividad del alma conforme a la virtud, y si las virtudes son varias, conforme a la mejor y más perfecta durante una vida entera.

¿Por qué es la felicidad una virtud? Muy simple, dado que las virtudes perfeccionan el espíritu, el llevarlas a cabo es actuar acorde a lo más propio de nosotros. Son acciones que elegimos voluntariamente a partir de la reflexión. Así, la felicidad no es algo relativo, sino que es algo propio a nuestro género.

Ahora bien, no existe un solo tipo de virtud. Aristóteles distingue entre virtudes intelectivas (aquellas que llevan más tiempo) y virtudes morales (que se aprenden mediante la educación). Cuando una persona actúa regularmente, se acostumbra a obrar de tal modo, se habitúa a actuar de ese modo. ¿Cuál es, pues, el mejor criterio para obrar? Aristóteles nos dirá que es actuar de la manera más prudente dependiendo de las circunstancias. Así pues se entiende por qué define a la virtud moral como un hábito electivo que consiste en un término medio relativo a nosotros, regulado por la razón y como lo elegiría el hombre prudente.

La persona prudente decide equilibradamente cuando elige un punto medio virtuoso entre dos extremos viciosos: uno por exceso y otro por defecto. Por ejemplo, una cosa es ser una persona muy irascible (exceso) y otra, ser una persona que reprime sus sentimientos (defecto). Se trata, pues, de buscar el balance, el equilibrio entre los opuestos. Pero sin olvidar que este ‘justo medio’ es relativo, ya que depende siempre de las circunstancias. Es por ello que el hombre prudente, es el hombre sabio, es el hombre bueno, y es, ante todo, el hombre feliz.

 

Bibliografía utilizada:

ARISTÓTELES. (1989)  Ética a Nicómaco. Ed. Bilingüe, trad. María Araujo y Julián Marías. Madrid. Centro de Estudios Constitucionales.

OBIOLS, Guillermo A. (1996)  Nuevo curso de lógica y filosofía. Buenos Aires, Kapeluz.

TAUBER, Ricardo y otros. (2000) Filosofía y Formación ética y Ciudadana 1. Buenos Aires, AZ editora.

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